Los senderos surgen porque los diseños de los técnicos no han tenido en cuenta que las personas no nos movemos como máquinas.
Este sendero creado espontáneamente por la necesidad de la gente de recorrer la distancia entre dos puntos de la manera más directa y cómoda posible, nos muestra un ejemplo de cómo a veces los proyectos (y en este caso los de urbanización) no atienden correctamente a la naturaleza humana. Esto es una lección impartida por la gente, por los usuarios del parque y del barrio, de la que tenemos que aprender y disfrutar.